sábado, 21 de junio de 2008

TERCERA PARTE

LA VIDA DE JESUCRISTO PARA NUESTROS PUEBLOS

ACTUAR: YO SOY LA VIDA.

CAPÍTULO 7 [1]

LA MISIÓN DE LOS DISCÍPULOS AL SERVICIO DE LA VIDA PLENA

Vivir y comunicar la vida nueva en Cristo a nuestros pueblos

348. La gran novedad que la Iglesia anuncia al mundo es que Jesucristo,…, vino al mundo a hacernos “partícipes de la naturaleza divina” (2Pe 1,4), a participarnos de su propia vida... Su misión es manifestar el inmenso amor del Padre, que quiere que seamos hijos suyos. El anuncio del kerygma invita a tomar conciencia de ese amor vivificador de Dios que se nos ofrece en Cristo muerto y resucitado. Esto es lo primero que necesitamos anunciar y también escuchar, porque la gracia tiene un primado absoluto en la vida cristiana y en toda la actividad evangelizadora de la Iglesia: “Por la gracia de Dios soy lo que soy” (1Cor 15,10).

Jesús al servicio de la vida

353. Jesús, el Buen Pastor, quiere comunicarnos su vida y ponerse al servicio de la vida.[2] Lo vemos cuando se acerca al ciego del camino (cf. Mc 10,46-52), cuando dignifica a la samaritana (cf. Jn4,7-26), cuando sana a los enfermos (cf. Mt 11, 2-6), cuando alimenta al pueblo hambriento (cf. Mc 6,30-44), cuando libera a los endemoniados (cf. Mc 5,1-20). …Jesús incluye a todos: come y bebe con los pecadores (cf. Mc 2,16), …(cf. Mt 11,19); toca leprosos (cf. Lc 5,13), deja que una mujer prostituta unja sus pies (cf. Lc 7,36-50) y de noche recibe a Nicodemo para invitarlo a nacer de nuevo (cf. Jn 3,1-15). Igualmente invita a sus discípulos a la reconciliación (cf. Mt 5, 24), al amor a los enemigos (cf. Mt 5,44), a optar por los más pobres (cf. Lc 14,15-24).

354. …todos los dones de Dios requieren una disposición adecuada para que puedan producir frutos de cambio. Especialmente, nos exigen un espíritu comunitario, abrir los ojos para reconocerlo y servirlo en los más pobres...

Variadas dimensiones de la vida en Cristo

355. Jesucristo…no nos exige que renunciemos a nuestros anhelos de plenitud vital, porque Él ama nuestra felicidad también en esta tierra. …Él creó todo “para que lo disfrutemos” (1Tim 6,17). 356....La vida en Cristo incluye la alegría de comer juntos, el entusiasmo por progresar, el gusto de trabajar y de aprender, el gozo de servir a quien nos necesite, el contacto con la naturaleza, el entusiasmo de los proyectos comunitarios, el placer de una sexualidad vivida según el Evangelio, y todas las cosas que el Padre nos regala como signos de su amor sincero. Podemos encontrar al Señor en medio de las alegrías de nuestra limitada existencia, y así brota una gratitud sincera. 357. Pero el consumismo hedonista e individualista, que pone la vida humana en función de un placer inmediato y sin límites, oscurece el sentido de la vida y la degrada... El Señor que nos invita a valorar las cosas y a progresar, también nos previene sobre la obsesión por acumular: “No amontonen tesoros en esta tierra” (Mt 6,19). “¿De qué le sirve a uno ganar todo el mundo, si pierde su vida?” (Mt 16,26). Jesucristo nos ofrece mucho, incluso mucho más de lo que esperamos...

Al servicio de una vida plena para todos

358. Pero las condiciones de vida de muchos abandonados, excluidos e ignorados en su miseria y su dolor, contradicen este proyecto del Padre e interpelan a los creyentes a un mayor compromiso a favor de la cultura de la vida... Si pretendemos cerrar los ojos ante estas realidades no somos defensores de la vida del Reino y nos situamos en el camino de la muerte: “Nosotros sabemos que hemos pasado de la muerte a la vida porque amamos a los hermanos. El que no ama permanece en la muerte” (1Jn 3,14). Hay que subrayar “la inseparable relación entre amor a Dios y amor al prójimo, que “invita a todos a suprimir las graves desigualdades sociales y las enormes diferencias en el acceso a los bienes”. Tanto la preocupación por desarrollar estructuras más justas como por transmitir los valores sociales del Evangelio, se sitúan en este contexto de servicio fraterno a la vida digna.

359. Descubrimos así una ley profunda de la realidad: la vida sólo se desarrolla plenamente en la comunión fraterna y justa. Porque “Dios en Cristo no redime solamente la persona individual, sino también las relaciones sociales entre los seres humanos”. ...no podemos concebir una oferta de vida en Cristo sin un dinamismo de liberación integral, de humanización, de reconciliación y de inserción social.

Una misión para comunicar vida

360. La vida se acrecienta dándola y se debilita en el aislamiento y la comodidad... Se vive mucho mejor cuando tenemos libertad interior para darlo todo: “Quien aprecie su vida terrena, la perderá” (Jn 2, 25). Aquí descubrimos otra ley profunda de la realidad: que la vida se alcanza y madura a medida que se la entrega para dar vida a los otros. Eso es en definitiva la misión. 361... la propuesta de Jesucristo a nuestros pueblos, el contenido fundamental de esta misión, es la oferta de una vida plena para todos...

362... Necesitamos desarrollar la dimensión misionera de la vida en Cristo. La Iglesia necesita una fuerte conmoción que le impida instalarse en la comodidad, el estancamiento y en la tibieza, al margen del sufrimiento de los pobres del Continente. Necesitamos que cada comunidad cristiana se convierta en un poderoso centro de irradiación de la vida en Cristo. Esperamos un nuevo Pentecostés que nos libre de la fatiga, la desilusión, la acomodación al ambiente; una venida del Espíritu que renueve nuestra alegría y nuestra esperanza. Por eso se volverá imperioso asegurar cálidos espacios de oración comunitaria que alimenten el fuego de un ardor incontenible y hagan posible un atractivo testimonio de unidad “para que el mundo crea” (Jn 17, 21). 363. La fuerza de este anuncio de vida será fecunda si lo hacemos con el estilo adecuado, con las actitudes del Maestro, teniendo siempre a la Eucaristía como fuente y cumbre de toda actividad misionera. Invocamos al Espíritu Santo para poder dar un testimonio de proximidad que entraña cercanía afectuosa, escucha, humildad, solidaridad, compasión, diálogo, reconciliación, compromiso con la justicia social y capacidad de compartir, como Jesús lo hizo. Él sigue convocando, sigue invitando, sigue ofreciendo incesantemente una vida digna y plena para todos... Se trata de salir de nuestra conciencia aislada y de lanzarnos con valentía y confianza (parresía) a la misión de toda la Iglesia.

364. Detenemos la mirada en María y reconocemos en ella una imagen perfecta de la discípula misionera... Junto con ella queremos estar atentos una vez más a la escucha del Maestro, y en torno a ella volvemos a recibir con estremecimiento el mandato misionero de su hijo: “Vayan y hagan discípulos a todos los pueblos(Mt 28,19). Lo escuchamos como comunidad de discípulos misioneros que hemos experimentado el encuentro vivo con Él y queremos compartir todos los días con los demás esa alegría incomparable.

Conversión pastoral y renovación misionera de las comunidades

365. Esta firme decisión misionera debe impregnar todas las estructuras eclesiales y todos los planes pastorales de diócesis, parroquias, comunidades religiosas, movimientos, y de cualquier institución de la Iglesia. Ninguna comunidad debe excusarse de entrar decididamente, con todas sus fuerzas, en los procesos constantes de renovación misionera, y de abandonar las estructuras caducas que ya no favorezcan la transmisión de la fe.

366. La conversión personal despierta la capacidad de someterlo todo al servicio de la instauración del Reino de vida. Obispos, presbíteros, diáconos permanentes, consagrados y consagradas, laicos y laicas, estamos llamados a asumir una actitud de permanente conversión pastoral, que implica escuchar con atención y discernir “lo que el Espíritu está diciendo a las Iglesias” (Ap 2, 29) a través de los signos de los tiempos en los que Dios se manifiesta.

367. La pastoral de la Iglesia… acontece en contextos socioculturales bien concretos. Estas transformaciones sociales y culturales representan naturalmente nuevos desafíos para la Iglesia en su misión de construir el Reino de Dios. De allí nace la necesidad, en fidelidad al Espíritu Santo que la conduce, de una renovación eclesial, que implica reformas espirituales, pastorales y también institucionales.

368. La conversión de los pastores nos lleva también a vivir y promover una espiritualidad de comunión y participación, “proponiéndola como principio educativo en todos los lugares donde se forma el hombre y el cristiano, donde se educan los ministros del altar, las personas consagradas y los agentes pastorales, donde se construyen las familias y las comunidades”. La conversión pastoral requiere que las comunidades eclesiales sean comunidades de discípulos[3] misioneros en torno a Jesucristo Maestro y Pastor. De allí nace la actitud de apertura, de diálogo y disponibilidad para promover la corresponsabilidad y participación efectiva de todos los fieles en la vida de las comunidades cristianas. Hoy más que nunca el testimonio de comunión eclesial y la santidad son una urgencia pastoral…ha de inspirarse en el mandamiento nuevo del amor (Jn 13, 35).

371. El proyecto pastoral…debe ser una respuesta consciente y eficaz para atender las exigencias del mundo de hoy con “indicaciones programáticas concretas, objetivos y métodos de trabajo, de formación y valorización de los agentes y la búsqueda de los medios necesarios, que permiten que el anuncio de Cristo llegue a las personas, modele las comunidades e incida profundamente mediante el testimonio de los valores evangélicos en la sociedad y en la cultura”. Los laicos deben participar del discernimiento, la toma de decisiones, la planificación y la ejecución. Este proyecto…exige un seguimiento constante por parte del obispo, los sacerdotes y los agentes pastorales, con una actitud flexible que les permita mantenerse atentos a los reclamos de la realidad siempre cambiante.

372. Teniendo en cuenta las dimensiones de nuestras parroquias es aconsejable la sectorización en unidades territoriales más pequeñas, con equipos propios de animación y coordinación que permitan una mayor proximidad a las personas y grupos que viven en el territorio. Es recomendable…la creación de comunidades de familias que fomenten la puesta en común de su fe cristiana y las respuestas a los problemas. Reconocemos como un fenómeno importante de nuestro tiempo la aparición y difusión de diversas formas de voluntariado misionero que se ocupan de una pluralidad de servicios. La Iglesia apoya las redes y programas de voluntariado…que…en el ámbito de las organizaciones de la sociedad civil, han surgido para el bien de los más pobres…, a la luz de los principios de dignidad, subsidiariedad y solidaridad, en conformidad con la Doctrina Social de la Iglesia...

Nuestro compromiso con la misión ad gentes

377. Los discípulos, quienes por esencia somos misioneros…nos formamos con un corazón universal, abierto a todas las culturas y a todas las verdades, cultivando nuestra capacidad de contacto humano y de diálogo.

378. Queremos estimular a las iglesias locales para que apoyen y organicen los centros misioneros nacionales y actúen en estrecha colaboración con las Obras Misionales Pontificias y otras instancias eclesiales cooperantes

379. Nuestro anhelo es que esta V Conferencia sea un estímulo para que muchos discípulos de nuestras Iglesias vayan y evangelicen en la “otra orilla”. La fe se fortifica dándola y es preciso que entremos en nuestro continente en una nueva primavera de la misión ad gentes. Somos Iglesias pobres, pero “debemos dar desde nuestra pobreza y desde la alegría de nuestra fe y esto sin descargar en unos pocos enviados el compromiso que es de toda la comunidad cristiana. Nuestra capacidad de compartir nuestros dones espirituales, humanos y materiales con otras Iglesias, confirmará la autenticidad de nuestra nueva apertura misionera…



[1] El ACTUAR MISIONERO.

[2] Acá una clave necesaria y total de la auténtica espiritualidad del DP, unida a la de Jesús-Servidor.

[3] He aquí una nueva eclesiología: Iglesia, Comunidad de Discípulos. Cf. Nota 7.-

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